PERSEVERANCIA EN LA ORACIÓN
2 Dedíquense a la oración con una mente alerta y un corazón agradecido. 3 Oren también por nosotros, para que Dios nos dé muchas oportunidades para hablar de su misterioso plan acerca de Cristo. Por eso estoy aquí en cadenas. 4 Oren para que pueda proclamar ese mensaje con la claridad que debo hacerlo. NTV.
En la vida de los redimidos por la preciosa sangre de Jesucristo, la oración debe ser uno de los aspectos fundamentales en su vida de comunión con Dios. Pues por medio de la oración es como los creyentes se comunican directamente con Dios Padre, le alaban y le ensalzan por su grandeza, gloria y majestad. Expresan su agradecimiento por las bendiciones recibidas cada día. De la misma manera, por medio de la oración le expresan sus angustias, temores, preocupaciones, deseos y necesidades. Solo por medio de la oración el creyente puede tener un estrecho vínculo con su amado Padre celestial, por eso es fundamental que permanezca siempre en oración.
Pese a su perseverancia en oración, la mayoría de creyentes pasan por épocas en las que sus oraciones no parecen producir ningún resultado o el fruto deseado, pareciese que sus oraciones ni siquiera llegan más allá de las cuatro paredes de la habitación en la que oran. En tal tiempo aparente del silencio de Dios, el remedio no es abandonar la oración, sino perseverar en ella; porque la sequía espiritual no puede prolongarse en una persona que ora fervientemente. La perseverancia en la oración demuestra su fe y la certeza que Dios contestará sus oraciones en los tiempos perfectos. La fe no debería morir si las respuestas se tardan en venir, dado que la demora puede ser la manera divina de forjar su voluntad en la vida de sus hijos redimidos. Cuando parece que las oraciones son infructíferas, en realidad no es así, ya que Dios está allí cerca, siempre escuchando, siempre actuando, quizá no en la forma que el creyente espera o desea, sino en la manera que el Padre eterno considere que es mejor para su Hijo amado.
El creyente no sólo debe perseverar en la oración, sino que debe también hacerlo velando en ella, tal como el Señor lo hizo en el huerto de Getsemaní cuando iba a afrontar una dura y difícil situación. El creyente mientras esté en este mundo tendrá que afrontar duras y difíciles situaciones, por eso debe estar en constante oración para que el Señor le de la fortaleza necesaria para sobrellevar esas situaciones y vencerlas. Además, los redimidos no solo deben orar por sus situaciones, sino también por las situaciones de sus familiares, amigos, conocidos y hermanos en Cristo. De la misma manera los redimidos por la preciosa sangre de Jesucristo son llamados a orar por los líderes de sus congregaciones tal como lo recalca el apóstol Pablo, ya que ellos al igual que el resto de miembros del cuerpo de Cristo, pasan por necesidades, enfermedades, tentaciones y pruebas que tienen que superar. Además, deben pedir para que el Señor derrame sabiduría en los líderes de las congregaciones para que administren de la mejor manera, en conformidad a la voluntad de Dios y no conforme a sus propios deseos, y no solo por eso, sino también para que sigan adelante en su llamado sin desmayar, venciendo cualquier obstáculo que se les pueda presentar.
Así mismo, es importante que el creyente ore para que las puertas al evangelio se abran en todos los rincones del mundo, y así todas las personas tengan la posibilidad de escuchar la proclamación de las Buenas Noticias de Salvación y puedan acceder a ella, reconociendo el Señorío de Jesucristo en sus vidas, y así puedan entrar al reino de los cielos para morar eternamente junto a todos los redimidos en la presencia del amoroso Dios Padre.