CIRCUNCISIÓN ESPIRITUAl
Colosenses 2:11 Cuando ustedes llegaron a Cristo, fueron circuncidados, pero no mediante un procedimiento corporal. Cristo llevó a cabo una circuncisión espiritual, es decir, les quitó la naturaleza pecaminosa. 12 Pues ustedes fueron sepultados con Cristo cuando se bautizaron. Y con él también fueron resucitados para vivir una vida nueva, debido a que confiaron en el gran poder de Dios, quien levantó a Cristo de los muertos. 13 Ustedes estaban muertos a causa de sus pecados y porque aún no les habían quitado la naturaleza pecaminosa. Entonces Dios les dio vida con Cristo al perdonar todos nuestros pecados. 14 Él anuló el acta con los cargos que había contra nosotros y la eliminó clavándola en la cruz. NTV.
Cuando un criminal es finalmente juzgado y sentenciado por quebrantar alguna de las leyes que rige a una nación, se levanta un acta en su contra. Un documento en el cual se describe detalladamente todos los cargos por los cuales la persona fue sentenciada. De la misma manera, en este documento o acta, se encuentra redactado la pena que debe pagar por sus acciones. Algo similar sucede en el ámbito espiritual, cuando las personas quebrantan los mandatos del eterno Creador, un acta es levantada en su contra, un documento que contiene todos los pecados cometidos en contra de Dios. Igualmente contiene la sentencia final, que es la condenación eterna en el lago de fuego. Toda la humanidad sin excepción tiene un acta en la corte celestial levantada en su contra, ya que toda la humanidad de una o de otra manera ha quebrantado los mandatos del único Dios verdadero.
El acta en contra del hombre pecador, se encuentra reposando en la corte celestial, esperando ser ejecutada en el final de los tiempos. Pero gracias al amor y la misericordia de Dios, la humanidad puede ser liberada de esta acta levantada en su contra, puede ser totalmente libre de toda condenación eterna. Esta liberación solo es posible si el hombre pecador acepta en su corazón el sacrificio realizado por Jesucristo en la cruz del calvario. Cuando una persona acepta a Jesucristo como su Señor y Salvador, el Unigénito Hijo de Dios circuncida la naturaleza pecaminosa del hombre, y lo libera del acta levantado en su contra. En el pasado, antes del sacrificio de Jesucristo, los judíos varones eran circuncidados en señal de su pacto con Dios, pero con la muerte de Jesucristo en el madero, todo esto cambió, la circuncisión corporal ya no era necesaria. Al momento que el hombre acepta a Cristo, su entrega o consagración a Dios queda escrita en su corazón, no en el cuerpo. Cristo les hace libres de los malos deseos a través de una operación espiritual, no una operación física. Dios quita su vieja naturaleza y les da una nueva naturaleza en su amado Hijo.
La circuncisión espiritual del creyente es realizada durante el bautismo en agua. Cuando el creyente se bautiza es sepultado con Cristo. Y con Él también es resucitado para que viva una vida nueva, debido a que confían en el gran poder de Dios, quien levantó a Cristo de los muertos. Antes de su declaración de fe, el hombre pecador está muerto a causa de sus delitos y pecados, pero tras la declaración de fe en Cristo Jesús, la naturaleza pecaminosa es quitada y entonces, Dios les da vida con su amado Hijo al perdonar todos sus pecados. Jesucristo anuló el acta con los cargos que había contra el hombre pecador y la eliminó clavándola en la cruz. El creyente es totalmente libre y ya no tiene ninguna condenación por los actos de su vieja naturaleza de pecado, ahora es totalmente libre para poder entrar a morar en el reino de los cielos.
Queridos hermanos. El acta que fue levantada en nuestra contra fue definitivamente anulada en la cruz del calvario. Ahora somos totalmente libres para llevar una vida en conformidad a la voluntad de nuestro amoroso Padre eterno. La anulación del acta en nuestra contra, no significa que podemos vivir en el libertinaje, sino que fuimos liberados de la condenación de nuestros pecados para que llevemos una vida que honre y glorifique a nuestro amado Señor. Hermanos. Ahora que somos libres del acta que nos condenaba, debemos apartarnos definitivamente de los actos que nos llevaron a esa condenación. Debemos apartarnos de los deseos de nuestra vieja naturaleza de pecado, y vivir en nuestra nueva naturaleza, alabando y glorificando el santo nombre de nuestro Señor y Salvador Cristo Jesús, y servirle con los dones y talentos que hemos recibido de su Santo Espíritu.